«Te basta mi gracia» 2Cor 12,9
"Todo es gracia"... era lo único cierto aquella mañana que llegábamos caminando hacia el Vaticano, donde momentos después nos recibiría el Papa Francisco... ¡el Papa Francisco!
Desde muy joven, recibí la gracia de seguir al Espíritu Santo a través del Magisterio papal, muy especialmente de nuestro amadísimo San Juan Pablo II, de la mano de quien conocí a Juan XXIII y Pablo VI. Luego gocé de la paternidad de Benedicto XVI -y hoy de su oración de intercesión- y, en estos tiempos también, de la alegría y de la revolución de la ternura que trajo Francisco, a quien, por gracia, conocí como Cardenal Bergoglio en mi Parroquia -Santa Ana de Glew- y en las charlas en las que me recibió, junto a mis alumnos de secundaria, en el Arzobispado de Buenos Aires.
Después de tantos años de trabajo en la evangelización, aquella mañana, Dios nos daba la posibilidad de presentar nuestro Proyecto Pastoral y sentí que, a través de Pedro, nos confirmaba que nuestro tren yendo a Florencia, iba por buen camino hacia el corazón de todo el hombre y de todos los hombres.
¡Así como alguna vez Pedro necesitó subir a Roma para ser confirmado en la fe, nosotros llegábamos al nuevo Pedro, para que nos confirme en la evangelización, pero aún más: para decirle que como Escuela San Andrés y como Parroquia Santa Ana, lo amamos, deseamos tener olor a oveja y que su mensaje, impregnado de Cristo, llegue a todos!
Me impresiona que así como en Aparecida, el Señor nos confirmó que el kerygma y la formación permanente son pilares de esta Nueva Evangelización; el Papa Francisco, en su magisterio, nos señale nuestro camino pastoral.
Aquella mañana lo vi luminoso, lo sentí con el cansancio de quien está gastando gozosamente su vida por amor a Cristo y creo que comprendí un poco mejor lo que significa su "recen por mí".
Las veces que pude hablarle y me miró y me tomó de las manos, me sentí amada y, por momentos fuertemente fugaces, sentí detrás de su mirada, la mirada del mismo Jesucristo.
Me conmovió profundamente lo que nos dijo, también sus gestos, pero sobre todo su mirada, porque la mirada del Papa Francisco ya la había visto y la sigo viendo, cuando mi corazón está abierto y me detengo a escuchar a alguien, a ayudar a un desconocido, cuando cedo el paso en la calle o el lugar en tren, también cuando estoy en los grupos parroquiales, cuando visito a un enfermo... ¡la mirada de Cristo viva en su pueblo! ¡Francisco tiene una mirada más allá de sus límites!
¡Todo es gracia! Gracias al Espíritu Santo que sopló hacia Roma, pero el Señor, que ama las mediaciones, hizo posible este encuentro a través de hermanos concretos. Gracias al Padre Roberto Scali que confió en mí y me cedió su lugar; a Pepe Prado Flores, por su insistencia en que participáramos; a Margarita Giudice, por acompañarme en un viaje que por razones de salud no podría haber realizado sola; a mi familia y a mi familia parroquial, por el aliento, la oración y la alegría de saber que en uno de los suyos, todos estaríamos junto al Papa Francisco. ¡Dios los recompense!
«Cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos en la fe» Lc 22,32
Todo don es tarea, así que cuando Pedro confirma, como lo hizo, es un llamado para ser Iglesia, casa que recibe a todos y a ninguno rechaza. Iglesia de puertas que permanecen abiertas, para que quienes son tocados por la gracia, lleguen pero también para salir a buscar a los que todavía no pueden llegar solos. ¡Ay de nosotros, si no evangelizáramos!
Liliana E. Zabatel
Oficina Nacional EESA - Argentina
Parroquia Santa Ana, Glew Bs.As.
Oficina Nacional EESA - Argentina
Parroquia Santa Ana, Glew Bs.As.